Como cada 20 de octubre, el camino de acceso a la montaña de Castanesa, se viste de gala para recibir a los pesados inquilinos que dejan ya las zonas altas en busca del abrigo del valle y sus frescos pastos de otoño, huyendo del duro invierno que se aproxima. Señal por señal y en perfecto órden van descendiendo, sin prisa pero sin pausa, por el camino y en dirección hacia su lugar de invernada, donde aún pasarán una temporada aprovechando el pasto hasta que llegue la hora de cobijarse.
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A ver si este año lo podemos vivir en persona!!!
ResponderEliminarvenga animaros¡¡¡
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